La TSH es secretada por la glándula pituitaria y tiene un papel crucial en la regulación de la función tiroidea. Un nivel anormal de TSH puede indicar una disfunción en la tiroides, como hipotiroidismo (niveles bajos de hormonas tiroideas) o hipertiroidismo (niveles altos de hormonas tiroideas). La medición de los niveles de TSH ayuda a diagnosticar estas afecciones y a determinar su gravedad.

Las personas que reciben tratamiento de reemplazo hormonal para el hipotiroidismo necesitan monitorear regularmente sus niveles de TSH para asegurarse de que la dosis de hormonas tiroideas sea adecuada. Los niveles de TSH ayudan a determinar si se necesita ajustar la dosis de hormonas tiroideas para mantener una función tiroidea óptima.

Durante el embarazo, los niveles de hormonas tiroideas pueden verse afectados, lo que puede tener implicaciones para la salud de la madre y del feto. Medir los niveles de TSH durante el embarazo ayuda a identificar cualquier disfunción tiroidea, como hipotiroidismo gestacional, que puede requerir tratamiento para evitar complicaciones.

La función tiroidea tiene un impacto en muchos aspectos del cuerpo, incluyendo el metabolismo, el sistema cardiovascular, la función cerebral y el sistema reproductor. Medir los niveles de TSH como parte de un chequeo médico puede ayudar a evaluar la salud en general y detectar posibles problemas de salud relacionados con la tiroides.